martes, 6 de julio de 2010

OTRA VEZ SERÁ

Y sí. Me tomé un tiempo para escribir. Es que aún tengo los cuatro goles atragantados. Cuatro. Lo digo y aún no lo creo.
El primer gol lo sentí como una trompada en la nariz de algún loco que viene de frente y sin motivo te la dá. Así. Sin capacidad de reacción. Y bueno, te quedás como medio tarado un rato, un rato largo sin saber aún qué pasó. Pero si todavía no me había acomodado en el sillón!!!
Como quince minutos después recuperé el aire, y parece que la selección también, de contra hasta parecía que había una oportunidad con Di María. No hubo, pero respiré. Y así aguantando todo el primer tiempo hasta el gol de Higuaín que no fue. (Podría haber sido, no?) y contando unas seis, siete, ocho? llegadas al arco, contraataques y desbordes.
De este 1-0 al entretiempo quién me iba a decir que vendrían 3 más? Cómo fue que de las ocho veces que pateamos en los siguientes 22 minutos ninguna entró? NINGUNA!!! Las conté, eh? Ocho veces!!! Y en la segunda para Alemania, gol. Esto ya no fue a la nariz, fue un golpe bajo. Y se vino la noche. Para mí y para todos. Ya nadie encontraba destinatario para la pelota.
Y empecé a ver otro partido. Ví como del “quedan 87 minutos para revertirlo” pasamos a la desesperación. Y entró Pastore para ayudar. Para ayudar a desesperarnos un poco más. Para ver cómo el toquecito era el divertimento alemán. No era nuestro ese estilo? Puta madre. Gol. Alguien vió salir a Di María? En la pantalla estaba Diego abrazando al Kun. Más pelotazos de ahogado. Gol. Métanse el gol en el orto. Qué diferencia hay entre 3 y 4? Es lapidario. Una burla del destino.
No había nada que pudiera contener mi diafragma convulsionando. La cara llena de mocos, no sólo de lágrimas, de mocos. Mi hijo mayor llorando a mi lado preguntando por qué nos volvemos a casa. Que se lo explique Niembro. Y el menor pasando sus manitos de tres años por el pelo, por el brazo, por la pierna y diciendo “Mami, ota vez los hacemos nosotos lo goles… no shores”… y ni siquiera lo pude abrazar. Mi marido puteando en arameo dejó de mirar el partido. Un minuto de alargue? UN MINUTO??? Es un chiste. Hasta el tres a cero tenía la ridícula esperanza de la epopeya, de hacer un gol cada cinco minutos y cambiar la historia. Pero esto es contundente. Es un knock out. Pero un knock out que llega a un minuto de terminar la pelea que perdíamos indefectiblemente por puntos. Qué necesidad!!!
Y me quedé sin el mundial para mis hijos. Sin el mundial para mí, sin el mundial para nadie. Adiós a la ilusión, a la gloria añorada. Adiós a guardar la página de Argentina del álbum de Sudáfrica 2010 para la posteridad. Quizás deba decir adiós al delirio, a las ganas que todos teníamos, a la utopía de las veintitrés fieras.
Estuve sentada en el mismo sillón esperando ver al Diego, y vi su sombra. Pobre pibe, recibió los goles en su propia cara. El que casi jugó los cinco partidos, que tocó la pelota cuantas veces pudo, que hizo taquitos de traje y corbata. Como leí por ahí, es que la pelota lo extraña.
Y ahora habrá que soportar a todos los “expertos” del fútbol. Los estoy escuchando desde este mismo momento, con el muerto caliente. “El problema es la defensa, puso todo adelante” y son los mismos que a Bielsa le reclamaban en el 2002 que ponga a Crespo y a Batistuta juntos, que formara un equipo ofensivo.
Estoy escuchando cómo se llenan la boca con las bondades del doble cinco que faltó, que “a Mascherano lo condenaron a una tarea insalubre dejándolo sólo en el medio campo”… y son los mismos que a Pekerman le cuestionaron la sociedad Mascherano-Cambiasso del 2006.
Es el modelo imperante. El de los que viven haciendo nada a costa de los que hacen algo. Todos los programas de radio y TV ahora viven de Maradona y la selección. Salvando las distancias, es lo mismo que ocurre con Show Match. El programa es patético, todos lo critican, pero todos viven de Tinelli y tenemos super-expertos en baile y danzas clásicas y exóticas como ahora los hay de fútbol, táctica, estrategia y preparación física.
Qué fácil hablar ahora, no? Hoy Abreu es un fenómeno, un loco lindo que decidió la clasificación de Uruguay definiendo la serie de penales picando la pelota al patear y convertir el gol. Y si lo hubiera errado? Hoy sería un inconsciente, no un loco lindo sino un desatinado que dejó a un pueblo con la ilusión a mitad de camino y bla, bla, bla…
Y quién es Diego? Es un DT? Es un estratega? Y Basile? Y Bielsa? Y Pekerman? Ellos sí lo son?
Cómo es que llegó Maradona a ser DT de la selección? Fue un golpe de estado? Se apoderó de un sillón? Qué le van a cuestionar? Su efervescencia? Su autenticidad? Su pasión desmedida? Su estilo no es nuevo, no apareció ahora.
Sé poco de fútbol al lado de lo que saben los que saben. No tengo intenciones de opinar sobre cómo armó el equipo o sobre sus errores y aciertos. Pero sí siento, como todos los que practicamos deportes alguna vez, que hacía mucho que no veía un grupo unido. En un equipo la unión es la mitad de todo. Hacía mucho que no escuchaba a alguien defender a su gente con uñas y dientes. Hacía mucho que no teníamos los colores puestos con tanto orgullo. Aún tengo las imágenes de mundiales pasados viendo jugadores diseminados por los aeropuertos europeos regresando a sus respectivos clubes. Esta vez volvieron todos a casa. A casa. Juntos.
Gracias Diego. Gracias por el honor, por la magia, por la ilusión, por el mito, por la mano del hombre, por llorar. Gracias a todos los que corrieron en la cancha, a los que esperaron en el banco, a los que entraron un rato, a los que hicieron los goles, a los que quisieron y no pudieron.
Creo que este es un proyecto, no sé si es bueno o es malo. Pero es un proyecto. Me gustaría mucho que dejásemos de ser exitistas y cortoplacistas. Los proyectos necesitan tiempo para evolucionar, puede ser que no resulte, pero sería bueno verlo crecer.
No te vayas, Diego. Danos otra oportunidad.

viernes, 18 de junio de 2010

SIN


Nació sin techo. Y por nacer se quedó sin madre. Y por quedarse sin madre, su padre huyó. Creció unos centímetros entre los hermanos y los cartones. Y así como nació, sin techo, ya sin madre ni padre, aún pequeño para resentirse, un día no despertó.


Publicado en lanacion.com - Minicuentos

lunes, 14 de junio de 2010

PLEGARIAS PARA LA PREVIA


Con mi absoluto respeto por la fé católica.


Por la señal de la FIFA, de nuestros enemigos líbranos Señor. En el nombre del Diego, de Messi y del espíritu de Mascherano. Amén.

Creo en Diego, Padre todopoderoso, creador del amague y la gambeta. Creo en Lio Messi, su único Hijo, nuestro Señor, que fue conocido por obra y gracia del Barcelona, nació en Rosario, Argentina, padeció bajo el poder de Ñúls y por River reprobado, fue denostado y luego deportado, descendió a los infiernos y al tercer día en catalán lo inscribieron, subió al Camp Nou y ahora está sentado a la derecha de Diego, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a golear a vivos y muertos. Creo en el espíritu de Mascherano, la santa cabeza de Heinze, el milagro de Palermo, el potrero del Kun y del Apache, el perdón de los pecados de Verón, la resurrección de Garcé, la definición del Pipita, las manos de Romero, la marca de Burdisso y la gloria eterna. Amén.

Diego nuestro que estás en Sudáfrica, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu genio, hágase tu voluntad, en el entrenamiento como en la cancha. Danos hoy nuestro gol de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos los goles que se pierden; no nos dejes caer en la tabla y líbranos de volver antes de cuartos. Amén.

Gloria al Diego, a Messi y al espíritu de Mascherano. Como fue en el 78 y el 86, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, Amén.


sábado, 12 de junio de 2010

UN MUNDIAL PARA MIS HIJOS



Ya estamos... Esto ya empezó. Cuatro años esperando y en cuestión de horas ya estamos en la cancha. Ya preparé la camiseta, elegí el lugar del sillón, más o menos armé la agenda de dónde voy a ver cada partido, cargué en el teléfono un fixture interactivo, les avisé a los chicos que durante un mes hay recorte de Cartoon Network y Discovery Kids, anoté un par de excusas convincentes para llegar tarde al laburo y otras tantas para irme antes... Me falta combinar los encuentros familiares para no coincidir con mi vieja cuando juegue Argentina. No es por nada má, pero no vamos a discutir justo ahora por el Diego, no?

La verdad es que no tiene cucardas como DT, pero los otros tenían y volvimos con las manos vacías. Qué se yo, ya estamos ahí, y no es que quiera ganar de cualquier manera y a cualquier precio. Quiero ganar bien, viviendo minuto a minuto, jugando como los mejores, escuchando una avalancha de “oles” en la tribuna.

Quiero que traigan la copa aunque después un tal Fernandez le haga pegar un cartelito que diga “Gestión Cristina Fernandez de Kirchner”. Lo podrían sumar a los festejos del Bicentenario, no?

No importa, eso no importa. Lo que sí me importa es que este mundial sea especial. Quiero que sea un regalo para mis hijos, que aprendan en este campeonato a sentir el fútbol. Los quiero afónicos de tanto gritar GOOOOOOOOOOOOOL!!!

Quiero que se emocionen junto con los jugadores mientras cantan el himno. Quiero que se enojen cuando vayamos para atrás y que le griten al televisor “dásela a Messiiiiiiiii”, que faltando quince minutos le pidan a la pantalla “Poné a Palermooooo”. Deseo verlos abrazados al padre celebrando una genialidad del Apache o del Kun.

Sueño con ver un equipo pujante, once valientes, veintitrés valientes armados hasta los dientes con una gambeta en el botín de la pata habilidosa, un caño en el otro, una palomita y una rabona entre las canilleras, una colección de pases justos en cada bolsillo, un par de cabezazos siempre a mano y la celeste y blanca pintada en la piel.

Sí, pintada en la piel. Anhelo así los goles y gritarlos fuerte, con la boca abierta al mundo, envueltos en la bandera con un hijo a cada lado, los puños apretados y un carajo que acompañe el alarido.

Diego, juguemos como nunca, si es posible que nos de asco tanto baile, que dejemos de hacer goles por piedad al contrario. Por favor, hacé que sientan lo que vos sentiste, que dejen el alma en la cancha. Regalanos un banquete en bandeja de plata en cada partido, hacé que corran, que transpiren, que jueguen, que potreen, que se diviertan con la pelota. Que sueñen con la gloria, con el abrazo argentino. Aquí estamos, alentando desde siempre. No, no estamos aquí, estamos ahí, en Sudáfrica, todos somos la selección, todos estamos en la cancha, empujando la pelota, inclinando el terreno, agarrados de la mano. Soñando que podemos.

Diego, no te lo pido como argentina, te lo pido como madre. Gracias.

martes, 25 de mayo de 2010

LA TROCHITA



La Trochita es una locomotora muy antigua. Es pequeña y a vapor. Así como la ven, chiquitita y gastadita recorrió casi todo el país sin protestar arrastrando vagones. Algunas veces le tocaba llevar gente, pero otras veces, su trabajo era remolcar pesados furgones de carga, y siempre lo hacía con una sonrisa y silbando bien fuerte.

En todos los pueblos la conocen y la quieren. Dentro de unos días, es su cumpleaños, y el jefe de la estación le tiene preparada una sorpresa.

Una mañana, la Trochita llegó muy temprano, como siempre y el jefe le dijo:

- Trochita, estuvimos pensando que estás trabajando mucho y sería bueno que descansaras unos días.
- Pero, jefe... –dijo la Trochita un poco sorprendida, un poco preocupada
- Pero nada... la semana que viene te esperamos pero no aquí, sino en la estación central –dijo el jefe y se fue rapidito para que la Trochita no tuviera tiempo de discutirle nada.

No saben qué triste se fue la Trochita a su casa, los trenes la saludaban y ella apenas si silbaba bajito.

Pasó toda la semana pensando por qué le habían dado un descanso y todo lo que se le ocurría eran ideas feas. Se imaginaba que la iban a desarmar o que la iban a mandar lejos.

A la semana siguiente se despertó antes de que sonara el reloj. Se lavó las ruedas, perfumó el motor y quiso hacer sonar su silbato bien fuerte, pero no lo consiguió. Le dolía la caldera, algún carbón le había caído mal. La verdad es que estaba nerviosa.

Como era tempranito, fue andando despacito, mirando el paisaje, hasta la estación central. Cuando estaba llegando le pareció raro no ver otras locomotoras en las vías. Entró por el andén principal y frenó bien suavecito para no estropear su aspecto. Esperó un ratito y de repente empezó a escuchar música, trompetas, tambores...

Se asustó un poco y quiso retroceder, pero enseguida aparecieron sus amigos y el jefe de la estación. Como era su cumpleaños le habían preparado una fiesta grande, con banderines, invitados y hasta una orquesta.

Además, el jefe le dijo que como había sido una locomotora tan buena durante tantos años, se merecía un trabajo más tranquilo y que a partir de ese día iba a trabajar en la estación central haciendo paseos cortos para los niños que fueran de visita.

La Trochita se puso feliz, desaparecieron las ideas tristes y se le pasó el dolor de caldera. Cuanto que la querían!!! Este era su mejor cumpleaños.

Un cuento para Joakim,
mi morochito dulce de leche,
a quien tanto le gustan los trenes.



martes, 11 de mayo de 2010

PUTA


Me miro en el espejo y me veo de frente, me veo victoriosa, con un ímpetu desconocido para mí.

Desayuno en camisón. Tendría que comprarme otro. Uno que no sea de algodón, uno más corto, sin mangas, con breteles finitos, con algún detalle de encaje.

Con media tostada en una mano y la taza en la otra voy hasta el pasillo a mirarme otra vez en el espejo. En el espejo grande. Qué largo tengo el pelo. Me gusta. Muerdo la tostada y me hago a mí misma una caída de ojos mientras paso la lengua por los labios recogiendo restos de mermelada.

Un buen sorbo de té y apago la radio. Esta es una buena mañana para poner música. Zeppelin está bien para las 6:30.

Aún con la taza en la mano voy al baño y abro la ducha. Con la mano libre y frente al tocador levanto parte de mi cabello, pliego los labios, como para dar un beso y hago una mirada insinuante, con los ojos sugestivamente entrecerrados. Todavía tengo cara de dormida, pero me complace lo que veo y me sonrío a mí misma.

Why don’t you take a good look at yourself
and describe what you see?
And baby baby baby do you like it?
(1)
Dejo la taza sobre la pileta y me voy desnudando al ritmo que crece el vapor. Entro en la bañera y el agua caliente sobre la cabeza me devuelve al ritmo habitual, me relaja y me recuerda que debo ir a trabajar. Tiro la cabeza hacia atrás y siento el peso de mi larga melena mojada. Rápidamente pongo shampoo y froto con energía, casi con bronca, el cuero cabelludo a un costado de la ducha.

Ahora, con la cabeza hacia abajo, comienzo a enjuagarme y el agua jabonosa cae sobre el cuerpo. Desparramo la espuma con las manos sobre el busto y con ambas palmas acaricio mis pechos. Los siento redondos, firmes, turgentes.
Hey, hey, mama said the way you move
Gonna make you sweet , gonna make you groove.
(2)
La caricia se vuelve insolente y siento los pezones erectos. Muerdo los labios y me complace. Cierro los ojos y sigo dejando que tanta agua recorra tan poco cuerpo, ese cuerpo que baila solo bajo la lluvia caliente.

Suena el celular. No voy a atender, pero me recuerda que se está haciendo tarde. Me baño y salgo de la ducha sin siquiera poner crema de enjuague.

Con la bata abierta, desenredo el cabello y me resulta seductor sentir cómo cae sobre el rostro y sobre mi figura con todo su volumen. Mojado casi llega al ombligo. Enciendo el secador. Aún en bata, aún abierta, el pelo se empieza a secar a pasear sugerente sobre mí. Me gusta el juego, me gusta la imagen que veo y me gusta jugar conmigo en el espejo. Siento un poco de calor, tengo las mejillas rojas. Rojo. Siento que todo hoy es rojo.
There’s a lady who’s sure
all that glitters is gold
and she’s buying a stairway to heaven.
(3)
Tengo ganas de salir a correr, pero es tarde. Miro el celular para ver quién llamó. Puta madre, no era un llamado, era un aviso de reunión.

Me visto, atolondrada. Pantalón, camisa, blazer, chalina, medias, zapatos, cartera, portafolios, mochila para el gimnasio. Ascensor. Espejo. A pesar de la corrida me veo bien en el traje gris. Para mi rojo interior, gris exterior.

Subo al subte y sólo puedo pensar en si alguien me estará mirando. Todos tan apretados con tanto calor, tan incómodos.... y yo de gris. Me verán?

Me pasó el viaje como si hubiera estado soñando parada. Bajo en 9 de julio y camino tres cuadras. Tres cuadras mirándome en las vidrieras. Justo a tiempo. Aún no llegaron todos. Sirven café y comenzamos a hablar. Me siento segura. Firme. Hoy no voy a escuchar como siempre. Son pocos y les voy explicando mi idea. Aprueban. De a poco van llegando los demás y se suman al consenso. Los sumo al consenso. De a uno. De repente es la única propuesta sobre la mesa. En cuarenta y cinco minutos y un sólo café cerramos la reunión. Mi reunión. Subo al ascensor y me parece que el espejo aumenta. Veo una imagen mía más grande, más alta. Estoy excitada. Tengo taquicardia. Necesitaría correr, pero me estorban los tacos y el portafolios. Voy a caminar hasta mi oficina.

Florida. Qué linda se ve Florida tan temprano. Poca gente. Olor a café recién molido. Los negocios, casi vacíos. Las galerías, desiertas. Un buen contraste para mi arrebato. Camino despacio. El cuerpo tiene una frecuencia diferente a la de la sangre y la cabeza. Van a un ritmo distinto... Cuánto hacía que no miraba vidrieras... Se usa el rojo? O es que sólo yo lo veo?

Necesito medias. Entro a una lencería. Hay cuatro percheros, dos de ellos completos de corpiños rojos. Cuando me atienden pido las medias y, dudando, ver un conjunto con aro, sin relleno. La vendedora, como si me hubiera visto el alma, se dirige hacia los percheros de ropa roja y me muestra tres o cuatro modelos. Elijo uno. 90. Rojo. Me lo puedo probar?

En el cambiador, otra vez sola, me siento segura. Me saco el blazer y la camisa como si estuviera haciendo un striptease. Me miro un momento con el corpiño blanco que traigo puesto y luego lo cambio por el rojo, con la etiqueta colgando. Me miro y me sonrío en el espejo, con una mueca de costado, levanto la cabeza, bajo los ojos. Me gusta. Parezco puta. Se me traslucen los pezones. La vendedora me pregunta “cómo te quedó?”... Sin pensarlo corro la cortina y con las manos en la cintura la miro y le digo?
- Bien, no? Lo llevo.
Necesitaba que vieran mis tetas envueltas en tul bordado rojo. Me visto y pienso que hoy tengo tetas, mis tetitas de noventa gracias a la espalda ancha, hoy son tetas. Y el rojo les queda bien.

Me entregan la compra en una bolsa roja y camino orgullosa con ella en la mano. Ahora camino más rápido, me siento atractiva con el encaje en la bolsa. Sé que me miran y me contoneo. Florida parece una pasarela, hay poca gente y vendedores parados en la puerta de sus comercios. Los miro y muevo el culo para ellos. Me gusta que me miren. Me miran o yo creo que me miran? No importa. Yo siento sus miradas. Camino como si estuviera desnuda, pavoneando mi alma orgullosamente roja.

Diagonal Norte. Bocinazos. Realidad. Miro la hora y decido tomar un taxi para acortar las quince cuadras faltantes. Saco el celular y chequeo mensajes. El chofer me come por el retrovisor. Se habrá dado cuenta de que voy desnuda con corpiño rojo o le gustará mi traje gris?

Once pesos. Trabajo en piloto automático. Cada tanto miro de reojo la bolsa roja. Mi jefe pide cosas que no voy a hacer. No hoy. Insiste. Estoy a punto de escupirle en la cara todo lo que pienso y guardo desde hace años. En rojo. Se las voy a escupir en rojo. Intencionalmente desabotono un poco mi camisa y sin disimulo paso el dedo índice por el escote. Lo miro y casi colgándome de su escritorio le digo que lo vemos el lunes. Me levanto y me voy. Volteo la cabeza y veo que se quedó mirándome con los anteojos en la mano, con cara de nada, como siempre. Pero hoy no es siempre para mí. Hoy soy otra. Quizás sólo por hoy.

Vuelvo a casa. Paso por la depiladora. Voy al gimnasio. Acá nadie me mira. Cada uno cuida su cuerpo y sus movimientos en el espejo. Soy una más. Me siento abatida. Me laten las sienes. Camino las tres cuadras que me separan de casa en calzas y zapatillas, con el traje en la mano. El traje, la cartera, el portafolios, la mochila y la bolsa roja.

Entro al departamento y tiro sobre el sillón todo lo que llevaba en la mano. Levanto el pelo transpirado con un broche sobre la nuca y saco una latita de cerveza de la heladera. Recorro la casa ordenando el desorden. Me siento cansada, pero aún tengo ganas de correr. Música y cerveza es buena compañía. Clapton y otra latita. Pizza fría. Enciendo la tele y sin sonido me paseo por los ochenta y pico de canales. Sentada en el sillón con los pies sobre la mesita siento que todo lo que veo me molesta. El plato y la cerveza en el piso, junto con mi ánimo. Me voy a bañar.

If you got bad news, you wanna kick them blues; cocaine.
When your day is done and you wanna run; cocaine.
She don’t lie, she don’t lie, she don’t lie; cocaine.
(4)

Abro la ducha y otra latita. El agua me hace bien, la lluvia sobre el cuerpo me reconforta, el olor a jabón me recupera. Cómo me gusta Clapton.

Con la manga de la bata de baño seco el espejo empañado y me veo mejor, aún con la toalla mojada en la cabeza. Agarro la bolsa roja y corto las etiquetas de la ropa. Pongo el conjunto sobre la cama y me siento al lado. Masajeo mis piernas con crema. Qué bien se sienten recién depiladas! Me pongo perfume y luego la bombacha. Me miro en el espejo y me encanta. Me encanta el rojo. Me pongo el corpiño y acomodo con las manos los pechos dentro de cada taza. Se siente bien. Me miro otra vez. Me fascina el rojo. Me seducen mis pezones erectos rojos.
It's late in the evening.
She's wondering what clothes to wear.
She puts on her make-up
And brushes her long blonde hair.
And then she asks me,
"Do I look alright?"
(5)
Me voy a maquillar. Delineador negro. Sombra gris y dorada. Rímel negro. Pestañas largas y arqueadas. Rubor terracota. Labios rojos, rojo carmín. Una amiga dice que en la previa hay que ponerse tacos altos. Ropa interior y tacos altos. Los zapatos negros son rojos, en punta, taco aguja, muy altos.

Tiene razón, con tacos me veo mejor. Me gustan mis piernas largas, delgadas, felinas. Me miro de cuerpo entero, me saco la toalla de la cabeza y la larga cabellera cae sobre mí. Así, mojada, enmarañada, salvaje. Me divierte, no me voy a peinar. Me paseo así por la casa, segura en mi soledad.
I keep tryin' to make it right
Through another lonely day
(6)
Ahora escucho a la Joplin. Traigo un banquito, una copa, una botellita de champagne, unos chocolates y me siento a comerlos frente al espejo grande. Con las piernas abiertas me siento, y los tacos enganchados en la base del banquito. Como el chocolate y me miro la boca roja cuando muerdo. Me chupo un dedo con chocolate, todo el dedo meto en la boca y lo chupo. Veo como entra y cómo sale de la boca. Parezco una puta.

Sirvo champagne en la copa y me miro mientras lo tomo. Me paso la botellita fría y transpirada por la piel, por las piernas abiertas… Me miro todo el tiempo. Mientras bebo de la copa, me vuelco el resto de champagne de la botella sobre la cabeza. Siento como cae, frío sobre mí. Y me sigo mirando. Me estoy espiando en el espejo.

Sí, parezco puta. Me siento puta. Sería lindo que alguien me viera ahora, sensual, mojada, casi desnuda, roja y sola. Profundamente sola.
But the dawn is breaking it's early morn

Already I'm so lonesome I could die.
(7)
Me voy a acostar, así, con los zapatos puestos. Es un buen momento para llorar.


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(1) Misty mountain hop – Led Zeppelin
(2) Black Dog – Led Zeppelin
(3) Stairway to heaven – Led Zeppelin
(4) Cocaine – Eric Clapton
(5) Wonderful tonight – Eric Clapton
(6) Kosmic blues – Janis Joplin
(7) Leaving a jet plane – Janis Joplin

lunes, 12 de abril de 2010

QUIZAS MAÑANA


Es un 14 más. También un 14 menos. Como todos los meses llegó caminando y se aproximó a la orilla, con el mismo temor y la misma esperanza que lo acompañan desde hace siete años.
Es un día claro. El sol se despereza sobre el agua y le cuesta mirar fijamente el horizonte. Pero lo ayuda. El sol lo ayuda. Siente la calidez otoñal sobre la espalda y se siente mejor. La tibieza y suavidad de esta mañana lo animan. Se acerca hasta el borde del muelle y mira el río, el río ajeno, el río ladrón.
Todo está tan calmo, ni siquiera hay viento. Se arrepiente de haber venido. Tampoco hoy la va a ver. Se siente débil, flojo. Apoya una rodilla en el piso buscando apoyo para el alma y rastrea en la inmensidad con los binoculares. Busca su sonrisa, o su mano saludando divertida desde el agua. Busca aquel amor que decidió irse justo aquí. Ese amor que él se resiste a perder, que aún busca, cada 14, al amanecer.

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