lunes, 29 de marzo de 2010

PANZA Y PECAS



Desde temprano, recorre el tren de punta a punta descansando unos minutos en cada vagón. La veo a la mañana y también a la tarde, cuando regreso de mi trabajo.

Está embarazada y carga en brazos una nena con chupete, que tendrá no más de un año. La lleva enganchada en la cintura, del lado izquierdo, con las piernitas abiertas. Es petisa. Piernas y brazos muy delgados.

Pecas. Los brazos están llenos de pecas. Una al lado de la otra. Chiquitas.

Tiene poco pelo que lleva recogido en una cola sobre la nuca. Hacia la derecha, cuelga un mechón naranja, producto de una mala decoloración casera. Resalta el mechón sobre su piel oscura, curtida.

Pecas. En la nariz, en los pómulos.

Siempre usa calzas grises o negras y remeras cortas. Se le ve la espalda y la panza. Linda panza. Ya tiene el ombligo salido.

Pecas. En la panza también tiene pecas.

No ofrece ningún discurso. Sólo pasa por los pasillos y cada tanto dice “si me pueden ayudar...” y prolonga la segunda ‘a’. Ni siquiera extiende la mano. Sólo lo hace cuando le dan una moneda.

Debajo de la panza lleva una riñonera negra con el cierre abierto. Asoma un atado de Camel y una mamadera.

Cuando llega al final del tren, se apoya contra la cabina del conductor y espera. Cambia a la nena de posición. La coloca al frente, sobre la panza. La nena la abraza y reposa la cabeza sobre el hombro de la mamá.

Pecas tendrá unos 13 años. Y ya está cansada.

1 comentario:

  1. Leer tus escritos es pararse frente a un cuadro y lejos de juicios ver la realidad. Siento que no hay palabras sino pinturas y pinceles...

    ResponderEliminar

"Quien escribe es escritor sólo si ha encontrado quien lo lea."
Gracias por leer y comentar!!